Hacia una épica minimalista. Las pequeñas conquistas construyen un gran reino.

jueves, 24 de mayo de 2012

Luchas sin victoria en un gran día veraniego

Luchar por mantenerse uno íntegro sin obtener ninguna recompensa ni cambiar nada. Antes nunca negaba un combate porque todo me provocaba, pero en los últimos tiempos he conseguido autocontrolarme y saber mantener el tipo. No desear, mantenerme calmado, no responder incluso, regular bien mis emociones, gastar una broma, ser sarcástico como mucho y seguir bien con una sonrisa. Pasar olímpicamente y a mi rollo confiado de mi mismo sin dar demasiadas explicaciones. Esa era mi verdadera victoria. Es lo que quiero, pero no siempre lo que soy. A veces aflora ese tipo serio y repelente de antaño que gozaba filosofando y dando discursitos moralistas. Un chaval que ahora me aburre.

Hoy he roto mi política ante una serie de provocaciones infantiles que no me han dejado indiferente, como debería haber sido. Y he respondido demasiado y he dado muchas explicaciones. Eso me hace ahora sentirme desnudo y tonto porque estas luchas no tienen victoria, nunca me han servido de nada realmente bueno y solo me meten estúpidos líos. He sido honesto pero he medido y analizado cada palabra, lo cual hace que todo sea estúpidamente importante. Todo el mundo pasa y yo soy el único que se involucra demasiado a menudo por una irresistible pasión por participar en resolver un enigma o problema ético. Y alguien, alguien ante quien no quiero parecer débil, me lo ha hecho ver y he seguido dando más explicaciones para aumentar a estas horas mi sensación de vulnerabilidad. Pero si no soy culpable de nada no debería darlas, como ya sé muy bien. ¿Por qué entonces lo hago? La razón es simple: porque en lugar de concentrarme en mis aburridas tareas, he comenzado a dar vueltas al asunto y alimentando la calidad de mis argumentos. Era apasionante. Y la otra razón es que no aguanto considerarme cobarde o miedoso, sino que soy participativo por naturaleza y me pierde mi vanidoso deseo de dominar y lucirme. Estas son mis viejas luchas sin victoria o victorias sin gloria que detestaba pero que tengo que respetar, al fin, como una parte intrínseca de mi. Y ya está, a tomar por saco que es lo único que tengo ganas de decir a todo el mundo.

En fin, sí, aquí estoy dando más explicaciones pero como no hablo con nadie en concreto ya me va bien para desahogarme.


Ahora, solo quiero alejarme de la gente. Y el gran momento del día ha llegado escuchando folk, dando acelerones al coche y viendo las golondrinas volar a mi altura sobre la puesta del sol. Y manteniendo ese recuerdo el resto mejor que ya dé igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario