Hacia una épica minimalista. Las pequeñas conquistas construyen un gran reino.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Los amigos no se escogen

Cualquiera diría que sí, pero últimamente pienso que uno no está con las personas que quiere sino con las que de verdad lo quieren, que son las que se mantienen y pasan la prueba del tiempo, de la historia. Uno puede luchar por tener cerca a la gente que quiere, y casi diría que debe hacerlo, pero al final ya no depende solo de ti y hay que saber dejar ir sin demasiados melodramas. Lleva tiempo conocer bien a una persona y si te intenta impresionar, el doble. A mi la experiencia me dice que cuanto más nos esforzamos por estar cerca de personas que nos gustan y de quien queremos ser amigos o pareja o liarnos, peor. A veces se consigue, pero por regla general te juntas con las personas con las que te sientes a gusto, que son las que también se sienten a gusto contigo y muchas veces ni siquiera estás muy seguro de por qué. Sencillamente estás ahí con ellas y dejas de pensar y tampoco tienes porqué rellenar los silencios y puedes hablar casi como si hablaras contigo mismo. Oh, sí, esas son las mejores compañías. Son como los clásicos de la literatura, tan solo perviven los que la gente se niega a abandonar en el olvido.

Resumiendo, todo esto me lleva a la conclusión de que no estás, o mejor dicho no deberíamos estar, con la gente que nos gusta, sino con la que estamos más tranquilos y cómodos. Es una cuestión de bienestar más que de placer porque con el tiempo lo primero se superpone a lo segundo. Es decir, a la que no quieres agradar porque te da igual. Supongo que parte del "madurar" consiste en olvidarte de gustarle a los demás y así, inconscientemente quizás, también se amplia tu espectro y diversidad de amigos.

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