Uno de los motes con el que me llaman es el del hijo del Colorao. "Colorao" es un mote que tenía mi abuelo de Múrcia, un hombre de piel muy morena que enseguida enrojecía al sol y que era famoso por ser un gran comerciante en Sabadell. Mi padre heredó el título y también el oficio con respecto a los coches. Y ahora yo voy camino de lo mismo pero redefiniendo su sentido.
Ser Colorao es tener una fortaleza natural al Sol y ser capaz de absorberlo y devolverlo a través de un color vivo en tu piel. El Sol es vida, es energía y es ánimo y riqueza, pero también es fuego y destrucción.
Ícaro, Fénix y Colorao son tres caras de una misma figura. Un tipo que busca ser valiente y alegre siempre aprovechando su ánimo expansivo para contagiarlo a los demás y cumplir sus objetivos. Aura soleada, determinación, resolución y ser sin remordimientos. Ser y sentirse siempre íntegro y fiel a uno mismo.
Colorao es mi concreción biográfica del Pequeño Fénix.
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