Si existe una disciplina que me gusta disfrutar y practicar activamente en verano, o en estos tiempos otoñales tan impropios, es el paisajismo femenino. Efectivamente, el calentamiento global, y más en nuestro cálido y seco clima mediterráneo, ha beneficiado a esta disciplina. Explicaré brevemente en qué consiste esta tarea que tantos hombres ejercemos casi inconscientemente sin tener en cuenta que se trata de todo un saber. Algunos lo confunden o critican con un voyeurismo más o menos solapado pero aun cuando hubiese algo de cierto esto es una hipocresía de reprimidos y remilgados, porque en el fondo todo el mundo lo ha practicado alguna vez.
En primer lugar, como buenos paisajistas, hay que buscar un buen mirador, como un cómodo banco, en el césped contra un árbol, una terraza o un balcón. Esto es básico en el manual del paisajista femenino (2a edición editorial Hentai). Como recomiendo encarecidamente en mi libro siempre son especialmente interesantes y sugestivos los parques, plazas, avenidas y en general espacios abiertos con flujos comerciales importantes. Ni que decir tiene que la universidad en junio y septiembre es clave para practicar este placentero deporte contemplativo. Y la playa es sin duda el espacio del paisajista por antonomasia para julio y agosto. Es en estos espacios donde podemos ver las manifestaciones femeninas más abundantes y preciosas. En segundo lugar, también la hora del día es importante. En el atardecer también se pueden encontrar paisajes con un encanto especial, cuando el ocaso baña con su luz melancólica sus cuerpos frágiles, redondeados y descubiertos graciosa y pícaramente. A diferentes horas se pueden captar diferentes bellezas ocultas tan solo exteriorizadas por el contexto paisajístico y medioambiental.
Así pues, os animo, hombres del mundo, a que probéis diferentes miradores y horas del día para probarlos y descubrir sus magnificadas genialidades en movimiento. Y no olvidéis agradecer siempre que vivamos en un país donde la mujer está liberada y pueda llevar tops, shorts, pronunciados escotes o minifaldas. ¡Aprovechad, pues, que se nos acaba la temporada en octubre!
ADVERTENCIA: El buen paisajista es solo un experto contemplador y no se incluye en esta artística disciplina el acoso (los babosos son paisajistas amateurs y los perseguidores son directamente excluidos). Por ello, siempre son muy recomendables a los que se quieran iniciar o no sepan contenerse, unas buenas gafas de sol opacas.
Por otro lado, tampoco me cabe la menor duda de que existe un paisajismo masculino...
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