¡De cabeza, de cabeza va el tonto en busca de grandeza hasta romperse la cornamenta! Y así nadie le discute su valor, solo su inteligencia. Pero él sabe que todos somos idiotas y raros. Eso hace la vida interesante. Y un día, si persiste, sus tonterías tendrán éxito y entonces, ante los resultados, el tonto será audaz. El Fénix siempre se levanta de nuevo con su espíritu quijotesco.
No siempre se obtiene lo que se quiere, pero si no deja de intentarse, a veces se consigue lo que se necesita.
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