Hacia una épica minimalista. Las pequeñas conquistas construyen un gran reino.

lunes, 27 de junio de 2011

El Hombre Puente

"Dios los crea y ellos se juntan"

Imagínate una caverna. Un grupo de hombres encadenados frente a una pared viendo sus sombras proyectadas por una antorcha. Llevan años así, especulando en la caverna sobre el exterior pero sin volverse. Dicen que disfrutan de ello, pero no se atreven a conocer otra cosa. Y uno de ellos se da perfecta cuenta un día y se da la vuelta mientras los demás siguen cazando sombras. El fuego de golpe lo ciega y le hace daño. No lo ve y le quema pero consigue liberarse de sus cadenas al precio de un dolor insufrible. Pero sigue caminando, alejándose de sus camaradas pero sin olvidarse nunca de ellos. Poco a poco se va recuperando de su ceguera y encuentra un camino ascendente y pedregoso. No sabe hacia dónde va, pero es algo nuevo y lleno de promesas. Durante un año al menos, ya no sabe cuanto, asciende por él, se corta con las rocas afiladas y su cuerpo acaba dolorido. Con el tiempo, consigue esquivar las trampas y sana sus heridas y quemaduras. Al final de la empinadísima gruta encuentra la salida. Una luz resplandeciente y ultracegadora acaricia su piel, lo reconforta pero también le quema. Es una revelación y una amenaza a partes iguales, pero él ya lo descubrió con la antorcha. Está a punto de salir en pos del nuevo mundo cuando se lo piensa mejor. ¿Y mis amigos?
Entonces, no sabe si por miedo a la luz más resplandeciente o por devoción a los otros, vuelve sus pasos atrás y en poco tiempo llega hasta ellos. Conoce muy bien el camino, les habla de las maravillas que encontrarán más allá de la caverna y se ofrece a ayudarlos. Al principio reniegan, dudan y tienen miedo, le llaman desertor y cosas peores, pero al final confían en él y le acompañan. El camino para ellos tampoco es fácil, pero tienen el guía que él no tuvo. Poco a poco, de uno en uno, los lleva hasta la salida y escapan. Él vuelve siempre a buscar otro más, no son pocos, y algunos les esperan en la salida y le invitan a acompañarle agradecidos. Pero siempre vuelve atrás y al final todos se marchan.

Él nunca llega tan lejos como los demás y contempla el gran sol desde el umbral de la verdadera existencia, en el despuntar del Día, temeroso del Gran Amanecer.

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