"Es difícil reconocer para los sectores más ortodoxos del público, pero las series de televisión están a la cabeza de la creación audiovisual desde hace ya unos años. El cine no consigue adaptarse al ritmo secuencial que exige el espectador medio, acostumbrado a un bombardeo ininterrumpido de imágenes y estímulos. Las cosas van demasiado deprisa que entreguemos nuestro preciado tiempo libre, cada día más escaso, a una narración tradicional, autoconclusiva, con personajes de arco evolutivo cerrado. Necesitamos grandes emociones, porque nuestro umbral de percepción es cada día más alto. Por eso triunfan las series de televisión: porque no se encuentran atadas, en principio, a cerrar sus tramas. Siempre puede haber una temporada más que te permita resolver los conflictos que generaste en la anterior. En segundo lugar, los personajes tienen un tiempo finito para desarrollar su carácter. Un personaje puede sorprender en cada capítulo con un cambio de trayectoria, y como no hay un protagonista diferenciado, cabe la posibilidad real de que este muera. Eso genera una tensión extraordinariamente más poderosa que en el formato "planteamiento-nudo-desenlace" habitual porque, literalmente, puede ocurrir cualquier cosa."
Presentación a Festín de Cuervos de George R.R. Martin realizada por Álex de la Iglesia.
Pero ni es cierto que no haya un protagonista claramente diferenciado. El autor no se atrevería a matar a Jon o a Tyrion al menos hasta el final de la saga con un fin heroico. Forma parte del género épico y el lector detestaría al escritor por matarlos. Por otro lado, no entiendo a qué se refiere con que "necesitamos grandes emociones porque nuestro umbral de percepción es cada día más alto", pero con ello solo demuestra y describe su estilo cinematográfico barroco, extravagante y extremadamente efectista que nada tiene que ver con Juego de Tronos. Por lo demás estoy muy de acuerdo.
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