Hoy está siendo un martes genial en el que tengo unas ganas tremendas de ir a la playa con un descapotable y gafas de sol a disfrutar de los increíbles placeres sensoriales que esta ofrece: sol de justicia, bellas mujeres sonrientes, buenos nados, buenas olas, horizontes infinitos, el olor salado del mar fregándote los pies, partidos de volleybol y futbol con desconocidos, un sueño agradable en la toalla hasta provocarte un melanoma, guatequeros, rastafaris y cumbayás perroflautas tocando algún ritmo caribeño cerca, chiringuitos donde probar un buen magnum almendrado, un cucurucho de turrón o unos calamares a la romana...
¡Y esta canción no ha dejado de sonar en mi cabeza durante todo el día! Una melodía que todos recordaréis por otra no menos gran película, referente de un humor de calidad. Sin más preámbulos, aquí os dejo con el mejor ánimo del mundo:
Claro que todo se puede malograr por la tarde y que te caiga un diluvio. Eso me recuerda que estamos en nuestra imprevisible primavera y no en verano. Para un día así habré de buscar otra canción.
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