Mi vida se ha convertido en un sistema de relaciones sociales, trabajo y ocio y dedicación personal (zona de descanso) que se va autocompensando y replanificando según mis necesidades diarias. Cada día planifico como compensar este sistema desigual de tres grandes bloques para que nada quede cojo.
Por un lado, mis relaciones sociales. Un mundo complejo de amistades, de grupos, subgrupos, roles y jerarquías cuyos carácteres alimentan mis ilusiones y vida social de diferentes formas. Conviene tener más de un amigo/a y grupos de amigos amigas para equilibrar filosofías, modos de vida, ocio y no depender nunca demasiado de nadie porque nadie es perfecto... No es un sistema cerrado porque nunca olvido quien se porta bien y mal conmigo, aunque esto es periódico y cíclico, y por estas razones a veces unos merecen más que otros y luego al revés. Si algo he aprendido últimamente con mucha práctica es a reservar información y la importancia de dominar el silencio. Enseñar a que te valoren, lo que eres y lo que haces, siempre procurando no tener que explicarte. Y a no dejar nunca de dar la oportunidad y buscar nuevos y diferentes apoyos. En última instancia siempre tienes a la familia como apego seguro e incondicional.
Por otro, el trabajo-universidad. Ir a la tienda de mi padre y dedicar tiempo a todas mis asignaturas. Compensar el tiempo que les dedico a unas y otras para no fracasar en ninguna y al mismo tiempo no dejar de ir a la tienda para seguir mereciendo la alta calidad de vida que mis padres me ofrecen.
Y finalmente mi espacio personal. Tiempo para el blog, escuchar y bajarme música, hacerme mis cds, ver pelis y series, leer viejos y nuevos libros, dormir plácidamente, tomarme una cerveza al sol y por supuesto viajar y descubrir mundo que siempre será la gran esperanza en caso de que las cosas vayan muy mal aquí. Es un tiempo para olvidarme de planificar, solo planifico que lo tendré y cuales serán mis apoyos para la relajación, para olvidarme de mí mismo por unas horas y de mis a menudo absurdas preocupaciones.
Planearme a mi mismo lejos y fuera de aquí y no dejar nunca de demostrarme que no seré un cobarde para no tener que mirar al pasado con arrepentimiento. Siempre audaz, espontáneo y autónomo.
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